Misioneros en Pakistán usan la Biblia para alfabetizar a mujeres
Los misioneros en Pakistán, a través de la Sociedad Bíblica, están implementando programas de alfabetización dirigidos a mujeres, utilizando la Biblia como herramienta educativa.
La organización destaca que casi 500 millones de mujeres en el país son analfabetas, destacando la necesidad de valentía de quienes deseen participar en clases de alfabetización como camino para transformar sus vidas.
En las comunidades cristianas, especialmente en regiones donde las mujeres tienen poco contacto con la lectura de la Biblia, la provisión de estas oportunidades de aprendizaje es una realidad creciente.
Marriam, una maestra local, comparte su experiencia: “Vivo en la provincia de Baluchistán, una zona que limita con Irán y Afganistán. La tasa de alfabetización en esta región es alarmantemente baja, llegando a niveles cero entre las mujeres cristianas”.
Destaca los desafíos únicos que enfrenta la zona, incluido el hecho de que Baluchistán es una ruta para contrabandistas y una base para terroristas. Marriam enfatiza las dificultades para promover la educación, especialmente entre los hombres, dada la prevalencia de actividades poco éticas y medios de vida injustos.
Respecto a la resistencia que enfrentan las mujeres, la profesora observa que muchos maridos no permiten que sus esposas participen en estos programas educativos.
“Realizamos visitas domiciliarias para animar tanto a mujeres como a hombres a participar en las clases”, comparte Marriam, destacando los esfuerzos para dar a conocer las oportunidades de alfabetización.
“Expreso mi gratitud al Señor porque 19 mujeres continúan asistiendo a mi clase de alfabetización y encuentran alegría al aprender a leer y escribir. Me siento especialmente agradecida de que estos estudiantes puedan leer los libros del programa”, expresa.
Martha, una estudiante beneficiada por la obra misional, comparte su testimonio después de 47 años en la región: “Desde pequeña amaba la Biblia, pero lamentablemente no podía leerla. Agradezco al Señor Dios por brindarme la oportunidad de aprender a leer y escribir en mi vejez”.
“Ahora puedo leer los libros del programa y espero leer la Biblia después de completar mi curso. Gané confianza para interactuar con otras personas, leer y escribir”, concluye Martha.